Recuerde el alma dormida que a través del tiempo navegan alegría y tristeza,dicha y penuria,esperanza y derrota... prontas a naufragar las unas por las otras,dispuestas a flotar,a hundirse o a nadar hasta las próximas orillas de la vida y sus muertes.
Del abandono de mis años mozos recuerdo aún con sublimada delectación espiritual la entristecedora lectura de las coplas de Jorge Manrique. Hondamente dejaron la semilla en mi alma de lo que habría de ser pasión por el lenguaje.Enraizaron también allí las múltiples escaleras que al dolor llevan,vienen o van.
No es mucha exageración el afirmar con rotundidad que mi espíritu fue forjado en la tristeza por unos versos de hace seiscientos años,versos que todavía hacen corrillos en mi memoria y se cantan allí sin mas público que yo.
La lúcida (y lucida) reflexión del poeta y guerrero sobre amistad,amor,respeto,gloria y muerte encarnada en la recia figura de su padre es sin duda alguna el hecho mas conmovedor de todas las letras españolas.
Poco mas se puede decir acerca de una obra que, si bien está escrita en castellano del llamado antiguo,es fácilmente entendida y comprendida tanto en su lectura como en su contexto.
La muerte,victoriosa siempre físicamente es, sin embargo y paradojicamente, derrotada por los eternos versos de Jorge Manrique.