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jueves, 8 de diciembre de 2011

ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO de Ken Kesey.

Por una de esas culturales herencias llamadas libros que de los hermanos mayores nos queda,si no en propiedad,sí en administración indefinida...,llegó a mis adolescentes manos una totémica,apabulladora y conmocionadora novela de un tal Ken kesey ( el cual supe mucho mucho despues que sencillamente era un pirado y que tal vez por eso hallé una descriptiva y cercana implicación en la locura vital diaria sumergida en sus palabras que después y hasta ahora he encontrado solamente en huellebecq ) que contaba la historia de un delincuentillo de poca nota que para escapar de la cárcel se hace pasar por loco.

Más conmoción causó en mí esta narración acerca de los diversos nombres con los que catalogamos a la locura que el saberme loco.Y explico: el saber que uno no tendría siempre la excusa de la juventud para dar rienda suelta a sus fantasias supuso un shock ( uso este anglicismo por seguir la trama ) brutal.
Supe a mis 16 años que el mundo me esperaba como a McMurphy para o bien entalegarme o bien lobotomizarme.Podía elegir ,eso si. Aquí estoy ,Pues. Lástima que aún no haya conocido a jefe Bromden.
No obstante,el sistema imperante acechante siempre,la ley dispuesta a descargar su razonabilidad,la justicia expectante para dejar libertad y orgullo en evidencia...

No obstante,insisto, y a pesar de todo eso :
Si algo aprendí de ese libro es que la mayoría de los hijos de puta que han sostenido,sostienen y seguirán sosteniendo a esta sociedad enferma, se crean determinados por unas circunstancias que nada tienen que ver con requisito moral alguno.
El poder como forma de prevalecimiento sobre el mas débil es lo que este exquisito escritor descriptivo mejor consigue hacernos entender con sus palabras;no importa que seamos ricos,guapos,reyes,dictadores o dioses....En cuanto tenemos la ocasión de joder a alguien mas débil que cualquiera de nosotros,lo hacemos. Y si no lo hacemos antes es por miedo.
Sin embargo,no se puede obviar la dosis de esperanza en estado puro y sin adulterar que este libro consigue infiltrar en nuestro corazón,al menos en el mío.

Sé que un día arrojaré un televisor ( o un lavabo ¿ Qué más dá ? ) por mi ventana.


Y sí. La película es tan buena como el libro.