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martes, 21 de febrero de 2012

ROBINSON CRUSOE de Daniel Defoe



Leer y releer este maravilloso relato en mi pubertad hizo de mi una persona con tendencia a la soledad.Sin duda alguna los pensamientos claustrofóbicos y a la vez esperanzadores con que el náufrago Robinson hablaba consigo mismo cimentaron una muy importante parte de mi vida.La autosuficiencia en mayor medida que la supervivencia cobra en este relato tintes épicos al descubrir su propia sencillez,al verse desnuda de envoltorios y abalorios.Es una autosuficiencia que enraiza en el mero presente y que ,afirmada irremediablemente en él, crece poco a poco en el alma castigada de un hombre abandonado y solo hasta hacerse casi la autosuficiencia de un dios. Obvia decir que al estar escrita para otra sociedad de otro tiempo hay muchos puntos oscuros en las relaciones con viernes y en su sometimiento perruno.


Asentada en la fuerza interior que en toda persona habita,la narración se codea amistosamente con la mas horrenda de las locuras:la propia soledad.

Cuando la realidad y el mundo se convierten en mentira,hipocresía y boato,la naturaleza se encarga de devolvernos a lo que somos,meros animales racionales enfrentados con nuestros propios miedos,escondidos en el beneplácito moral,ahítos de innecesariedades,enfermos de tristeza...

Es ahí donde también crece lo que nos salva,en ese Robinson que cada cual y ,hecho a la medida de cada uno, ve surgir de su espíritu cuando lo único que realmente importa somos nosotros mismos,enredados sutilmente en la vida por un innato instinto de supervivencia del yo.